- La creadora de Cultura Tech trabaja por reducir las desigualdades sociales y de género a través de la realización de talleres de robótica, en los que participan niñas y niños.
Cuando cursaba tercero medio, Belén Guede sumó los robots al interés que mantenía por internet y por el idioma inglés. Gracias a la atracción que despertaban en ella estas disciplinas, hoy posee el título de campeona mundial del concurso “Challenge for Change”, del programa YouthSpark de Microsoft, reconocimiento obtenido en mayo de 2015 por la creación de Cultura Tech, organización que busca crear y apoyar programas de tecnología y robótica educativa en las escuelas y liceos de Chile.
Uno de sus primeros acercamientos a este mundo fue en un campamento de Chile Va, organizado por el Programa Explora de CONICYT. “Éramos 100 jóvenes de todo Santiago. Nos llevaron al Cajón del Maipo a participar de talleres de emprendimiento y programación, y me di cuenta que, a todos los chiquillos, al igual que a mí, les gustaban mucho estos temas, pero no tenían la oportunidad de aprenderlos en el colegio”, recuerda Belén, quien hoy es estudiante de Ingeniería en Información y Control de Gestión en la Universidad de Chile.
Siendo estudiante de enseñanza media, Belén comenzó a dictar talleres de robótica en centros comunitarios y bibliotecas públicas, movida por su interés en acercar a más niñas y niños a la tecnología. Formó un equipo con algunas de sus compañeras y planificó los talleres de Cultura Tech. “Empezamos en Puente Alto, después fuimos a colegios en La Florida y ahora estamos en el Liceo Valentín Letelier, en Recoleta, con un taller permanente”, explica Belén.
Respecto a las posibilidades para las mujeres de desarrollarse en un área como la robótica, Belén Guede considera fundamental la incorporación de nuevos enfoques educativos. “En mi colegio no teníamos un taller y menos un profesor motivado que lo instalara. Por lo general, se encasilla a las mujeres hacia opciones como el electivo humanista o estudiar literatura, pero las niñas pueden recibir otro enfoque, como involucrarse en el estudio de la tecnología y dejarse llevar por esa pasión e integrarla”, explica.
Para ella, ésta es mucho más que un área de estudio, es un motor que transforma la sociedad. “Muchas veces nos dicen que el robot es una excusa para aprender otras habilidades. Nosotras creemos que la tecnología es un facilitador social, que permite avanzar hacia la reduccción de la desigualdad, tanto social como de género, y nos permite potenciar habilidades como el pensamiento crítico y el trabajo en equipo, muy necesarios en cualquier carrera”, enfatiza.
En relación a las barreras existentes para las niñas, Belén recuerda sus experiencias tratando de integrarse a equipos compuestos casi en su totalidad por hombres. “Cuando estaba en el colegio, asistía a eventos de profesionales o de estudiantes universitarios, porque quería aprender más, y veía que no había mujeres y los profesores eran hombres. Cuando uno ve esa situación, poniéndose en el contexto, no te sientes motivada para asistir”, afirma.
Para Belén, que la tecnología sea un mundo de hombres y que las niñas y mujeres jóvenes no vean lo que pueden llegar a ser, impide su entrada masiva a estos campos. “Allí nace la responsabilidad que tenemos nosotras, de empoderar a las nuevas generaciones para que vean que nosotras estamos acá, que ellas también pueden y que hay que perseverar en esto”, enfatiza.
“Definitivamente, creo que los equipos multidisciplinarios son beneficiosos para esta área. A nuestro equipo se unen cada vez más mujeres y nos ayudan a obtener mejores resultados. En un equipo diverso, toda la diferencia suma y aporta otras visiones, que es justamente lo que se necesita para la tecnología y para aportar a la solución de problemas”, finaliza.