- La astrónoma Camila Navarrete y la física Carla Hermann cuentan su experiencia en entornos primordialmente masculinos. Las ganadoras del premio L’Oréal UNESCO a Mujeres en Ciencia 2017 tienen la convicción de que su ejemplo motivará más vocaciones científicas entre las niñas.
En uno de los primeros cursos de astronomía en la universidad, Camila Navarrete y sus compañeros hicieron un experimento: mientras ellos se dedicaban a medir y calcular, ella sólo estuvo encargada de dibujar el proceso, porque era la mujer del grupo. Ésa fue una de las pocas experiencias discriminatorias que vivió durante su formación una de las ganadoras del premio L’Oréal UNESCO a Mujeres en Ciencia, quien comparte el galardón con la física Carla Hermann.
“Quizás al principio de mi carrera yo era bastante tímida y faltaba que me pusieran al mismo nivel que los hombres. Fue un proceso donde, de a poco, fui tomando más confianza, reclamando esos espacios y mis compañeros, finalmente, vieron que yo era igual de capaz que ellos”, recuerda la astrónoma Camila Navarrete.
Para Carla Hermann la experiencia fue similar y considera que existen estereotipos que determinan el camino de las mujeres en la ciencia. “No es que la gente quiera discriminar, es algo que está naturalizado, como una especie de default de nuestra cultura. A pesar de que no existe algo textual que diga que no puedes hacer algo porque eres mujer, de alguna forma eso se refleja en las acciones”, explica Carla Hermann.
Sin embargo, a juicio de Camila, esto trasciende a todos los niveles de la sociedad. “No es sólo un trabajo de los científicos cambiar esa mentalidad, sino de todos. Creo que se podría aportar entregando las mismas oportunidades a niñas y niños, para que se desarrollen en lo que sea que les guste”, dice.
Para ambas investigadoras, una forma de incorporar a la mujer en las ciencias es a través de políticas concretas de inserción femenina. “Hay algunos concursos de CONICYT que lo consideran. Me imagino que, si eso cambia a nivel de los departamentos universitarios para llegar a una paridad de género, se hace un camino para lograrlo también en el resto de los ámbitos”, asevera Carla.
“En el caso de astronomía, en la Universidad Católica solamente hay dos profesoras, de un total de 12 docentes. Seguimos siendo una minoría y siento que ahí es donde tenemos que tratar, no sólo de fomentar a las mujeres en ciencia y no hacer diferencias, sino también de ayudarlas a que estén en roles de liderazgo”, comenta Camila Navarrete.
Dentro de las herramientas para avanzar hacia una mayor equidad, ambas coinciden en que es fundamental compartir experiencias de mujeres exitosas. “Sería ideal que los colegios se animaran a hacer charlas vocacionales, no para hablar a fondo de nuestras áreas, sino para hacer que niños y niñas desarrollen un espíritu crítico y no pierdan esa curiosidad innata que tiene el ser humano, pero que hoy en día se ve muy apagada”, sostiene Carla Hermann.
“Este premio o las entrevistas sirven para visibilizar que hay mujeres científicas. Con Carla podemos dar un mensaje a las niñas que están en el colegio y decirles que las dos somos mujeres chilenas haciendo ciencia y que hemos sido reconocidas. Estos modelos pueden servir para inspirar más vocaciones entre ellas”, finaliza Camila Navarrete.