RESUMEN
En Chile existen cerca 107 mil hectáreas con vides destinadas a la producción de vinos cuyas exportaciones superaron los 600 millones de dólares a diciembre del año 2002. El país ha alcanzado en una decena de años notoriedad en la industria vitivinícola mundial y es reconocido, junto con Australia, Sudáfrica, Nueva Zelanda y Argentina, como un país emergente en el mercado de exportación de vinos finos. Junto con la fruta fresca, las exportaciones de vinos se han transformado en uno de los subsectores más importantes dentro de las exportaciones agrícolas. Casi la totalidad de los viñedos chilenos se encuentran plantados a pié franco (sin injertar) a diferencia de lo que ocurre en la mayor parte de las viticulturas del mundo, debido a la presencia de Filoxera, plaga ausente hasta la fecha del territorio nacional.
Como resultado de los tratados comerciales recientemente firmados, el cambio de variedades, la declinación productiva y el ataque de plagas del suelo (principalmente nematodos), se espera que una importante cantidad de viñedos sean reemplazados por nuevas plantaciones en los próximos años. Del mismo modo y con el objetivo de rentabilizar el negocio vitícola y/o ampliar la diversidad de zonas productivas, se incorporarán al cultivo suelos que presentan limitaciones tales como baja fertilidad o profundidad efectiva. De lo anterior, surge la necesidad de utilizar plantas injertadas con portainjertos resistentes que, bajo condiciones de alta infestación de nemátodos o replante, eliminen la necesidad de aplicar nematicidas o fumigantes dañinos al ecosistema y de alto costo y permitan una mejor adaptación a suelos con limitaciones.
De acuerdo a lo anterior, el presente proyecto busca desarrollar una de las bases estratégicas para el desarrollo sostenido de la industria vitivinícola nacional, a saber: determinación de las mejores combinaciones portainjerto/variedad para las más importantes variedades y valles vitivinícolas chilenos (Limarí, Aconcagua, Casablanca, Maipo, Cachapoal, Colchagua, Curicó, Maule y BíoBío). Esta iniciativa viene a satisfacer la falta de información sobre el uso de portainjertos en la industria vitivinícola y su adaptación a distintas zonas agroclimáticas, aspecto considerado por los expertos dentro de las necesidades de desarrollo tecnológico según el Estudio Prospectiva Tecnológica Chile 2010: Producción y Exportación de Vinos (Wilson et al., 2002).
La información generada por el proyecto permitirá determinar las combinaciones portainjerto-variedad más apropiadas para cada zona geográfica desde el punto de vista del crecimiento vegetativo, productividad y calidad de los vinos. Una vez adoptada esta tecnología, los viveros de vides podrán ver ampliado su negocio al aumentar el volumen de venta de plantas injertadas; las empresas vitivinícolas podrán esperar un aumento en productividad estimado en 2 ton/ha, una disminución de costos por menor uso de pesticidas y un menor impacto ambiental por la no aplicación de nematicidas/fumigantes al suelo.
Para poder cumplir cabalmente con los objetivos y metas propuestas, tanto el sector productivo como los investigadores responsables del proyecto, concuerdan en la necesidad de realizarlo en un período de 7 años. El proyecto cuenta con el firme compromiso de la Universidad de Talca y del sector productivo, representado por 14 empresas contraparte. Finalmente, el proyecto se muestra como altamente conveniente, toda vez que el análisis costo/beneficio, para el país, de las actividades de investigación y transferencia del proyecto arrojan un TIR del 12,17% y un VAN (10%) de MM$713.
Literatura citada:
Wilson, F., Briones, a., Meneses, F.J. y Troncoso, M.T. (2002). Prospectiva Chile 2010: Producción y Exportación de Vinos. Serie de Estudios del Ministerio de Economía. 54 pp. |