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Los biopolímeros plásticos, basados en materias primas agrícolas o forestales, están ampliando fuertemente su mercado, debido a dos razones principales: El aumento de precio del petróleo ha ocasionado también un aumento en el precio de sus derivados, entre otros, los materiales termoplásticos tradicionales; y la muy lenta biodegradabilidad de los plásticos tradicionales, causa serios problemas ambientales y estéticos que, tanto las empresas como la sociedad tratan de evitar.
Entre los materiales biodegradables el ácido poliláctico (APL) es el polímero plástico que ha generado mayor aceptación, debido a que su precio es moderado (2,2 US$/kg frente a 1,5 US$/kg del polipropileno); sus características técnicas son adecuadas, para un amplio abanico de aplicaciones, y existen empresas a nivel mundial que lo suministran confiablemente. Sin embargo, la gran mayoría de las aplicaciones requiere que el APL se modifique y aditive, para adaptar sus propiedades a cada uso específico; disminuir, en lo posible, su costo másico unitario y conferirle características determinadas (velocidad de biodegradabilidad, flexibilidad, resistencia al fuego o a rayos UV, color, etc.). Esta modificación y aditivación es una tecnología que no se conoce para el caso de los biopolímeros y el APL, en particular, por lo que es necesario desarrollar un programa de I&D, para conocer los combatibilizantes, cargas, agentes de refuerzo y otros más adecuados, desde una perspectiva técnica y económica.
Junto a lo anterior, el presente proyecto plantea desarrollar un producto específico, en el cual las características de biodegradabilidad no sólo sean una característica deseable desde una perspectiva ambiental, sino también un elemento diferenciador del producto. Se trata de contenedores para plántulas de árboles (pino y eucalipto) y, de manera más general, para plantaciones de otras especies forestales, hortalizas y frutales. En la actualidad se plantan más de 100 millones de plantas de árboles por año en Chile, a través de faenas altamente tecnificadas. En una primera etapa, la planta crece durante un año en un invernadero al interior de tubetes, fabricados de un plástico tradicional. Transcurrido este periodo, la planta se lleva a terreno y se trasplanta. El stress inherente a este trasplante, ocasiona que entre un 3 y un 4% de las plantas no sobrevivan, con la consecuencia que el año siguiente deben volver a plantarse. El desfase consecuente entre ambos tipos de plantas (las que crecieron el primer año y aquéllas que debieron ser replantadas), ocasiona pérdidas muy elevadas en cuanto a biomasa forestal. Por ello, el presente proyecto plantea desarrollar tubetes para plantaciones forestales de características biodegradables, con lo cual el stress propio del trasplante se minimizaría. A su vez, se plantea incorporar agentes de crecimiento al material de fabricación de los tubetes, para que éste los libere en forma dosificada, de acuerdo a los requerimientos de la planta. Se evaluará, en forma paralela, la aplicación del material a otros contenedores para actividades agrícolas y forestales.
El proyecto será ejecutado por investigadores de la Universidad de Concepción, en conjunto con profesionales de las empresas Termomatrices Ltda., Mininco S.A. y Empresa de Servicios Tecnológicos Ltda. El equipo ejecutor está trabajando desde hace varios años en el tema, lo que le ha permitido sintetizar PLA a nivel de laboratorio (aún así, el PLA para el proyecto se adquirirá en el mercado mundial), desarrollar metodologías analíticas para caracterizar los materiales y ganar experiencia en cuanto a la procesabilidad del material. |