RESUMEN
Están ya muy documentadas, en diversos países, las diferencias en la prevalencia de los trastornos depresivos entre ambos sexos, siendo mayor en las mujeres. En Chile, en el año 2002, un 5,6% de las mujeres que participaron en la Encuesta de calidad de Vida INE-MINSAL, declararon que alguna vez se les había diagnosticado una depresión, frente al 1,7% de los hombres, así también en la Encuesta Nacional de salud del año recién pasado se informan cifras para síntomas depresivos actuales (dentro del ultimo mes) en población mayor de 17 años de 2% en los hombres y de 8% en las mujeres encuestados/as. Diversos estudios evidencian factores de riesgo psicosocial ligados al género que explicarían mejor estas diferencias en población adulta frente a aquellas de carácter biológico, sobre las cuales las evidencias son escasas.
Las niñas en su transición de la infancia a la adolescencia muestran un marcado incremento en las cifras de depresión en comparación con los varones. Estudios muestran que antes de esta transición hombres y mujeres no difieren mayormente en las frecuencias de depresión observadas, e incluso en algunos estudios son ellos quienes exhiben mayores niveles de sintomatología depresiva. Las diferencias respecto de episodios depresivos mayores comienzan alrededor de los 13 a 15 años. Después de este periodo y hasta aproximadamente los 50 años de edad las mujeres experimentan consistentemente más altas tasas de incidencia que los hombres. El hecho de haber tenido una depresión en la pubertad o adolescencia aumenta el riesgo de depresión en la vida adulta.
Estudios en USA, basados en el seguimiento de una cohorte poblacional, han demostrado que las personas que tienen síntomas depresivos, pero cuya intensidad no alcanza para cumplir los criterios diagnósticos de un trastorno depresivo, tienen un riesgo cuatro a cinco veces mayor de desarrollar un cuadro de este tipo en el año siguiente a la entrevista. Existen evidencias acerca de la posibilidad de reducción de síntomas depresivos y el desarrollo de mejores niveles de autoestima en adolescentes a través de intervenciones preventivas de tipo cognitivo y de desarrollo de habilidades psicosociales. Son numerosas las intervenciones desarrolladas con estos fines, y el ambiente escolar se presenta como el entorno más adecuado para el desarrollo de estos programas
Objetivo general Medir el impacto de una intervención psicosocial en la prevención de la depresión en mujeres adolescentes, a través de la modificación de variables mediadoras.
Diseño: Estudio Cuasi-experimental
Población de estudio: El Universo está constituido por mujeres adolescentes que cursan el 2� año de Enseñanza media en establecimientos educacionales de las ciudades de Ancud y Castro, estimado en 750 alumnas
Variables de estudio: Descripción de las Sociodemográficas: Edad Nivel Socio-económico: como variable proxy se utilizara el tipo de establecimiento educacional (público o privado) Psicosociales Presencia de síntomas depresivos / trastornos depresivos por ansiedad y somatomorfos, Eventos traumáticos en la infancia y en el último año, Antecedentes familiares y personales relacionados con depresión, Presencia actual de violencia en sus relaciones familiares o de pareja, Apoyo social, Autoestima, Autopercepción y relaciones de género y Autoeficacia
Grupo a Intervenir: Estará constituido por las alumnas de los establecimientos urbanos de la ciudad de Ancud. Serán divididas en forma aleatoria al interior de cada establecimiento en varios grupos de 10 -12 participantes cada uno La participación será de carácter voluntario y se solicitará el consentimiento de sus apoderados/as. Se harán esfuerzos orientados a garantizar en forma especial la participación de las jóvenes con factores de riesgo para el desarrollo de una depresión, pero las actividades no serán excluyentes para el resto de las jóvenes.
Grupo Control: Estará constituido por las alumnas de los establecimientos urbanos de la ciudad de Castro. Este Grupo no recibirá intervención
Las adolescentes en que haya sido detectado un trastorno depresivo, tanto en Castro como en Ancud recibirán orientación para su atención.
Intervención: Se considera n tres niveles de intervención: Comunitario, Comunidad Escolar e Individual. A Nivel Comunitario y de Comunidad Escolar actividades de difusión y reforzamiento de contenidos y habilidades trabajadas en los talleres, a través de medios de comunicación local y organizaciones de base, en el caso del nivel comunitario y en el nivel de Comunidad Escolar a través de Jornadas o Encuentros en los Establecimientos Educacionales. A nivel Individual se estima el trabajo con 25 grupos de aproximadamente 10-12 participantes cada uno, con un Programa de 10 sesiones utilizando Técnicas integradoras que aborden las siguientes temáticas:Habilidades Sociales, Habilidades de Afrontamiento, Habilidades de Negociación/Sexualidad, Toma de Decisiones, y de forma transversal Relaciones de Genero, partiendo por el concepto y la construcción social del mismo.
Mediciones: Tanto en el grupo que recibirá la intervención como en el grupo control se efectuarán mediciones utilizando una encuesta que contendrá los instrumentos para medir las variables de estudio al inicio, al fin de la intervención y 6 meses después.
Resultados esperados: Incremento de los niveles de Autoestima, Autoeficacia y Apoyo social en las adolescentes que participaron en los Talleres respecto de aquellas que no participaron. Cambios positivos en la actitud y percepción de relaciones de género en las adolescentes que participaron en los Talleres respecto de aquellas que no participaron. Validación de un modelo de intervención psicosocial con perspectiva de género orientado a la prevención de Depresión en mujeres adolescentes.
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