La preeclampsia (PE) afecta a cerca del 5% de los embarazos y es la principal causa de mortalidad materna en Chile. La etiopatogenia de esta enfermedad consta de una primera etapa caracterizada por una invasión trofoblástica defectuosa y con circulación útero-placentaria de alta resistencia. La persistencia de este estado de sub-perfusión lleva a hipoxia placentaria, que produce stress oxidativo local. Esto produce liberación de factores placentarios a la circulación materna, que llevan a una segunda etapa de respuesta inflamatoria sistémica y disfunción endotelial, que culmina en la aparición del cuadro clínico clásico de la PE, con hipertensión, edema y proteinuria. La primera etapa aun no puede ser diagnosticada, en cambio la segunda es el síndrome clínico propiamente tal.
Hasta el momento, el único manejo real para tratar de prevenir la morbimortalidad materna y perinatal asociada a PE, es el control antenatal a todas las embarazadas y la interrupción del embarazo cuando se diagnostica PE. La predicción precoz de las pacientes que desarrollarán PE ayudaría a clasificarlas en un grupo de alto riesgo, que necesitaría un control prenatal estricto en centro especializado. En el grupo de bajo riesgo, estudios de la OMS han demostrado que se podrían reducir a 1/3 los controles de embarazo sin un incremento en las complicaciones. Además, la predicción precoz de PE podría permitir el desarrollo de conductas terapéuticas que lleven a una disminución de la prevalencia de esta patología.
Se han utilizado numerosos métodos para tratar de predecir la aparición de PE. El acercamiento tradicional para la predicción de este cuadro, basado sólo en la historia materna, logra una tasa de detección del 30-40%. Si se agrega el Doppler de arteria uterina (Aut) y marcadores bioquímicos, la tasa de detección puede llegar a un 60%. En el año 2005 Yu et al desarrollaron un modelo predictivo de PE combinando Doppler de Aut y parámetros maternos, como edad, raza, antecedentes médicos y obstétricos e índice de masa corporal (IMC). Este nuevo modelo predictivo logró una tasa de detección de PE y PE precoz (PEP) de 69.4% y 93.1% respectivamente. Onwudiwe et al el año 2008, demostraron que la combinación de estos parámetros, más la medición de la presión arterial media (PAM), era capaz de identificar a la mayoría de las pacientes que desarrollan PE y síndrome hipertensivo del embarazo (SHE), con sensibilidades de 100% para PEP y de 56% para PE tardía (PET). En el año 2009, Poon publicó tres modelos predictivos para PEP, PET y SHE aplicados entre las 11 y 14 semanas. Estos modelos combinan los parámetros antes mencionados, agregando marcadores bioquímicos como PAPP-A y placental growth factor (PIGF). La sensibilidad de cada modelo fue de 93.1%, 44.9% y 34.1% para PEP, PET y SHE respectivamente. En globo estos algoritmos tienen un likelihood ratio (LR) de 16.5 y 0.06 para test positivo y negativo respectivamente, cumpliendo con los criterios de la OMS para un test de screening clínico.
A pesar de lo atractivo de estos resultados, su aplicación en Chile requiere de un estudio que valide este modelo en nuestra población, de tal manera de demostrar que estos resultados son extrapolables. Este estudio pretende validar la aplicación del algoritmo desarrollado por Poon en población chilena. Esto responde al interés de encontrar un método de screening efectivo para la población nacional, el cual permita identificar a las mujeres en riesgo de presentar PE, con el fin de otorgar vigilancia prenatal focalizada y estricta al subgrupo de pacientes de alto riesgo, disminuyendo la morbi-mortalidad materna y perinatal asociada, como también disminuir el control prenatal en al menos un 50% en la población que sea considerada de bajo riesgo, con la consiguiente reducción de costos asociados.
El objetivo de este estudio es validar en mujeres embarazadas chilenas entre las 11 y 14 semanas, algoritmos para la predicción de PEP, PET y SHE, que combinen historia materna, factores biofísicos y elementos bioquímicos. |