- Para la doctora en Educación es necesario que aumente la presencia de hombres en las escuelas para enriquecer la formación, pero también cree que es importante que se valore más a las mujeres a la hora de determinar cargos directivos.
La carrera de Beatrice Ávalos siempre ha estado ligada a la investigación, tanto por su formación como pedagoga y luego como doctora en Educación, que la han llevado a desempeñarse como académica universitaria e investigadora, tanto en Chile, como en Europa y Oceanía, enfocando su trabajo principalmente en políticas de profesionalización docente. Su destacada trayectoria la hizo acreedora del Premio Nacional de Ciencias de la Educación en 2013.
Su amplia experiencia la transforma en voz autorizada para hablar de pedagogía, donde cree que debe existir una mayor igualdad de género, principalmente por tratarse de una carrera, que históricamente, se vincula más a las mujeres que a los hombres. “la presencia del hombre en esta profesión es minoritaria, pero es enriquecedora. Los aportes son diferentes, las maneras de observar los fenómenos son distintas. Entonces, creo que es de mucho valor, hay un aporte en la diversidad”, explica.
Para la doctora Ávalos, la necesidad de que el número de profesoras y profesores sea equiparado, radica en una mejor formación de los niños. “La mayor parte de nuestra educación es mixta, hay colegios segregados, pero la mayor parte es mixta. Por tanto contar con profesores de ambos sexos es importante, ya que se transforman en modelos de género. Aunque también hay un aprendizaje de cómo se comporta el otro, versus mi propia manera de ver el mundo”, afirma.
La baja presencia de hombres entre el profesorado se debe, según Ávalos, a dos factores principales: económicos y culturales. “Los jóvenes que ingresan a una carrera de educación la escogen porque les gusta enseñar. Lo que frustra su llegada a estudiar pedagogía es que ven malas perspectivas económicas en la profesión, porque se entiende que los docentes ganan poco y que un joven inteligente podría tener un mejor sueldo al cursar una carrera distinta. Ese es un factor muy fuerte de carácter familiar, porque de alguna manera se espera que el hombre se convierta en sustento económico. La otra razón es que a su entorno considera raro que elija una carrera que todavía aparece como femenina, a pesar de que cada vez eso es menos cierto”.
Por lo mismo, para la investigadora, es fundamental la sociedad comprenda que la pedagogía no es exclusiva de las mujeres y que la diversidad es necesaria. “Esta es una carrera que implica vocación, interés por las personas y el desarrollo de la sociedad”.
Sin embargo, este escenario predominantemente femenino de la enseñanza presenta una potente contradicción cuando se considera quienes son los que tienden a ocupar cargos directivos en los establecimientos educacionales. A pesar que el número de profesoras es más alto hay una evidente desigualdad al seleccionar las autoridades, ya que los cargos de mayor importancia terminan en manos de hombres.
“Tenemos que lograr que esos jóvenes a quienes les va bien en la enseñanza, no sientan que para culminar su carrera solo pueden hacerlo siendo directores de las escuelas; y
al mismo tiempo, tenemos que lograr que sean más las mujeres con condiciones de liderazgo a quienes se les reconozca su capacidad para ejercerlo en posiciones directivas…” finaliza.