- La bióloga y comunicadora científica chilena explica que los talentos no tienen que ver con el sexo, sino con una construcción cultural que comienza en la primera infancia. Mientras más diversidad, explica, mayor posibilidad de encontrar talentos para la ciencia.
Aunque decidió estudiar biología porque de niña le gustaban los animales, no fue hasta su encuentro con los botánicos de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, entre ellos la profesora Mary Kalin –quien recibió el Premio Nacional de Ciencias Naturales en 2010-, que Nélida Pohl encontró su camino definitivo en la botánica. Sus estudios los realizó acerca de los procesos de polinización y hoy son reconocidos por la comunidad científica, pero ni las publicaciones en revistas especializadas, ni los congresos científicos con sus pares, fueron suficientes para ella, quien decidió dedicar su carrera a la divulgación.
Destacada en 2004 como una de las 100 líderes jóvenes más importantes del país por el diario El Mercurio, posee un magister en Comunicación de la Ciencia del Imperial College de Londres, y ha trabajado en reconocidos proyectos como “Julieta en la Tierra de las Niñas”, que incentiva la ciencia en las estudiantes a través de entretenidas actividades al aire libre. No es todo, porque también ha desarrollado iniciativas que vinculan el conocimiento científico al arte, por ejemplo a través de una novedosa apuesta por ilustrar complejos papers científicos para que sean entendidos por cualquier persona.
Decidida a terminar con los estereotipos que alejan a las mujeres del mundo de la ciencia, Nélida explica que la clave para el cambio es entender que la diversidad de género permite abrir la puerta a nuevas miradas y talentos que, sin la participación femenina, la sociedad se perdería.
¿A qué atribuyes esta brecha? Todavía vemos que, como una suerte de profecía autocumplida, las carreras ligadas a las humanidades son preferidas por las mujeres en muchos países, por sobre la carrera científica.
Para mí la principal barrera tiene que ver con los estereotipos de género, que se determinan a muy temprana edad. Desde que son muy pequeños, estamos dando juguetes diferentes para niños o para niñas, o les estamos diciendo eres mejor para esto o mejor para esto otro. Eso pasa desde la educación y pasa en la casa, pero no es responsabilidad solo del colegio o solo de la casa: todos tenemos que mostrar a los niños que pueden ser lo que quieran de acuerdo a sus capacidades, y que eso no tiene un género.
Son usos culturales arraigados ¿cuál crees que es la vía para poder comenzar a romper con estas barreras?
Es muy importante el rol del profesor en la formación de las nuevas generaciones de científicos. Ellos determinan tu camino y si tu mentor tiene una mentalidad que no apoya la diversidad, puede ser muy pernicioso porque se perpetúan las practicas antiguas, muchas de las cuales son patriarcales, y de las que ninguno de nosotros se escapa. Estamos todos influenciados por esta cultura, así que le diría a los educadores que piensen en esta diversidad, en la diferencia. Mientras más variado sea su equipo de trabajo y mientras más facilidades se les dé a las personas para hacer aquello que les apasiona, mejor va a ser la investigación. De esta forma, habrá cada vez más gente apoyando este cambio cultural.
¿Cómo puede la comunidad científica impulsar estos cambios, para poder efectivamente reducir la brecha de género en ciencia, tecnología e innovación?
El desafío de romper estereotipos nos compete a todos. Desde la comunidad científica podemos hacer muchísimo, porque hay muchas investigadoras de excelencia y ellas, al mostrarse más, pueden cambiar la visión de una niña que piensa que todos los científicos son viejitos de bata y pelo blanco, o unos genios que están afuera de su alcance. Si ven a una mujer, a alguien que salió de su entorno, que pasó por los mismos desafíos, eso ya rompe estereotipos. Yo primero haría un llamado a los científicos a que lo consideren, que revisen las prácticas en sus respectivos laboratorios y piensen qué pueden hacer para favorecer esta diversidad de género.
En tu opinión ¿cuál es el aporte específico de la diversidad de género para el progreso científico de la humanidad?
Más que pensar en la contribución de la mujer en específico, debemos considerar que mientras más diverso es un grupo humano, aportamos con talentos diferentes. Mi trabajo de comunicación científica se centra en la ecología, donde la diversidad es el motor de la evolución. Entonces, mientras más multiplicidad de talentos, de puntos de vista, de orígenes, de género, vamos a estar mejor preparados para enfrentar los nuevos desafíos que nos impone el mundo.
¿Qué te parece que el próximo Gender Summit se realice en Chile?
Gender Summit es una excelente oportunidad para que los distintos actores sociales podamos conversar sobre el tema de la igualdad de género en la ciencia, en la innovación y la tecnología. Esto va a permitir muchos encuentros y, que efectivamente, dialoguemos sobre el tema, que nuestras miradas se unan y podamos llegar, incluso, a algunas conclusiones sobre cómo seguir adelante, tanto desde el punto de vista institucional, como cultural.