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• Como un factor clave para lograr mayor calidad de la ciencia y un desarrollo sostenible, surge con fuerza el valor de diversidad. Así lo manifiesta la doctora en Matemáticas y docente de la Universidad de Chile, Salomé Martínez, quien ingresó a un mundo de hombres, sin saber a las dificultades que enfrentaría.

Para Salomé Martínez la ciencia es algo natural en su vida. Siempre le interesó, desde antes de ingresar a estudiar Ingeniería Civil en Matemáticas en la Universidad de Chile, la misma institución donde hoy se desempeña como profesora titular –siendo la primera mujer docente- del Departamento de Ingeniería Matemática. Salomé, además, es hija de Servet Martínez, el destacado científico matemático, que obtuvo el Premio Nacional en Ciencias Exactas en 1993.

Después de 15 años trabajando en la Universidad de Chille, se atreve a decir que ha vivido en carne propia lo que significa para una mujer abrirse camino en el mundo de la investigación. “Cuando partí estudiando acá me eché al hombro el tema de género para poder seguir adelante. Después, cuando me integré como académica, empezamos a encontrar una serie de problemas que tenían que ver con temas de pre y postnatal; no teníamos cómo declararlo en los formularios de calificaciones; no había una preocupación de la facultad para que todas pudiéramos tener facilidades en el cuidado de los hijos, y trabajar de mejor manera”, explica.

Desde su labor como académica y con un doctorado en Matemáticas de la Universidad de Minnesota, no ha dejado de colaborar en pos de acortar la brecha de género en la escuela de Beauchef, por lo que el 2012 formó parte de la primera Comisión de Igualdad de Oportunidades de Género de la universidad, y de una comisión específica en la misma facultad al año siguiente. Desde ésta nació el Programa de Equidad de Género (PEG), que promueve el ingreso a la universidad de mujeres, por medio de cupos especiales.

Son varios los logros en pro de un mejor trabajo en torno a la ciencia y en busca de igualdad de condiciones para todas y todos, esto, según explica Martínez, gracias a la labor en equipo. “Creamos una comunidad de mujeres académicas, que nos hemos apoyado tanto a nivel personal como colectivo. Ahora hay incentivos a las alumnas para que ingresen a la facultad y programas especiales de contratación de académicas. Hemos sido capaces de progresar, porque hemos trabajado unidas. Esto se ha logrado en 10 años y ha requerido de una labor consciente y articulada”, reconoce.

La doctora Salomé sabe la importancia de que exista diversidad de género, por lo que trabaja para ello. “En la medida en que tengamos instituciones, equipos de trabajo más diversos, se incorporan nuevas visiones, nuevas experiencias, ideas, enfoques y para avanzar en problemas complejos, tanto a nivel científico, como social y tecnológico, es importante tener en los equipos personas distintas… la diversidad de ideas es fundamental para el avance del conocimiento”, afirma.

Al acortar las brechas además de lograr una mejor ciencia se genera una cultura más moderna y con visión de futuro. “En la medida que tengamos equipos multidisciplinarios, en que valoremos las diferencias, donde tengamos equipos con diversidad de género y de experiencia, no sólo vamos a poder hacer más y mejor ciencia y tecnología, sino que vamos a crear una cultura basada en el respeto, en escuchar a otro y dar cabida a opiniones distintas, con lo que progresaremos como sociedad”, especifica Martínez, quien agrega que “apoyar estas iniciativas, no sólo va en pro del avance de las mujeres dentro de la academia, sino que aporta a una visión más humana de lo que es el desarrollo académico. Eso es un elemento de modernidad, las empresas e instituciones exitosas son aquellas donde sus individuos se pueden desarrollarse en distintos planos”.

Martínez define los desafíos que se deben abarcar en el corto plazo para disminuir la brecha de género. “No puede haber cambios en la sociedad, si es que no hay un suficiente número de mujeres en cargos de liderazgo, y para que eso ocurra, tiene que haber masa crítica. Es por esa razón que hay que atraer a más mujeres, para que tomen la decisión de trabajar en ciencias. El gran desafío es cómo lo hacemos y cómo conseguimos su permanencia en la academia”, asegura.

En este contexto, Martínez subraya la importancia de la realización de un seminario como Gender Summit 12, que en esta oportunidad se llevará a cabo en Santiago de Chile, los días miércoles 6 y jueves 7 de diciembre de 2017, en la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU, CEPAL y es organizado por CONICYT. “Es una gran oportunidad para conocer experiencias, crear conciencia y encontrar personas que están trabajando en esto, y armar así un grupo más potente. Este tipo de encuentros muestran el rol de la mujer en las ciencias, en las empresas y eso es fundamental para atraer a nuevas estudiantes y que se animen a dedicar su vida a la ciencia y la tecnología. Un encuentro como éste hace que se abran más puertas”.